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Uso de cuentos en psicoterapia

Los diferentes grupos humanos han comprendido el universo, y su relación con éste, a través de la narración de historias.

Originalmente, las explicaciones que cada cultura dio sobre el origen del mundo y de los fenómenos naturales, sobre la relación del hombre con lo divino, y los valores asociados, se articuló en torno a relatos cohesionados en torno a una particular mitología.

En el paso de generación a generación, a través del tiempo, los elementos religiosos propios de la mitología se habrían perdido poco a poco, y, a pesar de mantener el estilo moralizante, los personajes de las historias se habrían vuelto más parecidos a los oyentes. Esto explicaría el origen de los llamados cuentos populares.

Durante el siglo XVII, aparecen las primeras recopilaciones de estos cuentos en versiones escritas, que fueron difundidas a través de la imprenta. En la edición de literatura para niños, así, conviven, desde sus orígenes, las narraciones de autoría individual, con las recopilaciones de cuentos populares.

Qué literatura es mejor para los niños

En ambos casos, la creación y difusión de libros infantiles, de ficción o no, ha sostenido la discusión sobre el valor de la palabra escrita como agente socializador. Por un lado, se piensa que los libros que leemos a los niños, deberían ser escogidos con cuidado, en torno a los valores y contenidos que sean adecuados para su formación. Po otra parte, los niños naturalmente gustan y se apropian de ciertos textos e historias, que no necesariamente han sido creados para ellos, de los que muchas veces se cuestiona su adecuación.

La tensión entre estos dos puntos de vista, ha acompañado el desarrollo de la literatura infantil (y de los libros de no ficción para niños), y se mantiene hasta el día de hoy. Hay varios ejemplos de relatos que han sido criticados por ser considerados inadecuados para niños. Un ejemplo es el cuento Donde viven los monstruos, de Maurice Sendak, que terminó, a través del tiempo, siendo considerado una obra de gran importancia en la historia de la literatura infantil. En este artículo me refiero en específico a él.

En cuanto al uso de cuentos en psicoterapia, esta discusión se traslada a la creación de cuentos o relatos terapéuticos, en los que existe una intención, no exactamente moralizante, pero sí de contribución a la salud mental. Sin embargo, en la práctica conviven, la elección o construcción de un texto para fines terapéuticos específicos, con la elección espontánea del niño, niña, adolescente o adulto en tratamiento.

Por ejemplo, en un artículo sobre cuentos sobre emociones para el trabajo terapéutico (link aquí), me refiero a libros diseñados con el propósito de trabajar sobre el tema, y a otros que no tienen esa intención inicial

El concepto de biblioterapia

Así como desde tiempos antiguos, el uso de narraciones ha sido fundamental en la transmisión de valores y conocimientos, también se ha considerado su potencial sanador. Existen muchas referencias, a través de la historia, sobre la posibilidad curativa de la lectura.

Sin embargo, no sería sino después de la primera guerra mundial, que empezó a acuñarse el término de biblioterapia. En este contexto, se comenzó a indicar la lectura a soldados que habían vivido experiencias traumáticas, como forma de evitar los recuerdos intrusivos.

A partir de ese entonces, se han desarrollado muchas propuestas de uso de la lectura como herramienta terapéutica. El trabajo en bibliotecas con grupos de diferentes edades, en hospitales o en grupos de rehabilitación. En la terapia individual, tanto a través de textos indicados por el terapeuta, como por el trabajo con material que el consultante proponga. El uso de cuentos en psicoterapia es sólo una de ellas.

El proceso de leer y narrar

El hecho de que diferentes narraciones hayan sido utilizadas por todas las culturas como un medio predominante de transmisión de su saber y moral, no es casualidad. Desde el punto de vista psicológico, la lectura de ficción implica diferentes procesos, que tienen un impacto profundo en el significado que le damos a nuestro entorno, y en nuestras posibilidades de actuación en él. Algunos de ellos son:

Proceso de identificación

En la literatura de ficción, basados en características que imaginamos compartir con un personaje, vivenciamos el relato como si fuéramos nosotros mismos los protagonistas de éste. Esto nos permite vivir la trama “desde dentro”, convirtiendo el leer en una experiencia subjetiva.

Catarsis

En el proceso de identificación con los personajes, liberamos y expresamos emociones. Estas pueden estar ligadas a aquellos aspectos de nuestra propia vida cotidiana, que se asemejan a los de la narración. La virtud de la catarsis, consiste en permitir expresar estos sentimientos, cuando en la vida diaria no tienen cabida.

Creación de nuevas experiencias

Cuando escuchamos o leemos una palabra, se activan, en nuestro cerebro, las áreas relacionadas con el lenguaje. Pero también se estimulan, en paralelo, áreas de la corteza sensorial y motora, que tienen relación con lo que el relato describe. Así, por ejemplo, si leemos una palabra que describe un olor, también se estimula el área sensorial correspondiente. O, en cambio, si leemos una palabra que describe un movimiento, también se activa la corteza motora asociada.

Esto implica que, más allá de las palabras que oímos o leemos, la ficción nos permite sentir y actuar en un amplio número de escenarios, a los que no tenemos acceso en nuestra vida cotidiana. Una oportunidad que amplía enormemmente nuestra comprensión experiencial del mundo.

Reconstrucción de significados

En una obra literaria, a diferencia de un libro de no ficción, el significado no está totalmente dicho. Existen espacios sugeridos o no develados. Esto nos obliga a reflexionar, hacernos preguntas, y completar con nuestro propio mundo de significados la obra.

Todos estos aspectos del proceso, permiten que experimentemos desde la fantasía, vivencias, sensaciones, escenarios y cursos de acción, que amplian nuestro mundo de significados, a través de una suerte de simulación de la realidad.

A través de la lectura, entonces, es posible vivenciar diferentes posibilidades, por medio de la identificación con un personaje, y de las asociaciones que nuestra mente genera. Esto permite que veamos más allá de lo que la vida cotidiana nos permite. También, en esa experiencia, podemos incorporar nuevos significados, o reconstruir los que ya le dábamos a nuestra historia vital. Y, por último, en ese proceso, logramos sentir y expresar emociones a las que no damos cabida en lo cotidiano.

“Buena” y “mala” literatura

El uso de cuentos en psicoterapia, no está ajeno a la discusión en torno a la necesidad (o no) de que la literatura para niños tenga un valor moralizante, curativo o didáctico.

Pero también, al momento de decidir incorporar la escritura de ficción en el proceso de psicoterapia, aparece la pregunta sobre el valor literario que estos posean.

Vamos a dejar de lado la discusión sobre los elementos estéticos o sobre la crítica literaria. Hablaremos, a grandes rasgos, de “buena” y “mala” literatura, según el concenso social. Sé que es muy ambigua la definición, pero mayor precisión necesitaría de otro artículo.

Para el caso de la utilidad terapéutica, existen diferentes posturas en torno a si sólo la “buena literatura” sirve como herramienta terapéutica, o si cualquier narración puede ser potencialmente sanadora.

La “buena”

Por una parte, la literatura que se consideraría de calidad, implicaría la construcción de personajes complejos, que no corresponden a estereotipos, o no están completamente explicados, sino más bien sugeridos. Esto nos obligaría a realizar un esfuerzo para su comprensión. Lo cual ampliaría nuestro entendimiento sobre la naturaleza humana, permitiendo el desarrollo de habilidades para la relación con otros, como la empatía.

La “mala”

Pero, muchas veces, lo que el terapeuta considera adecuado para determinado consultante, puede no ser relevante para éste. En esas ocasiones, es el o la consultante quien elige el texto. Y este no necesariamente cumple los cánones de los que podría ser considerada “buena literatura”. En algunos casos ni siquiera es un texto literario. El niño, niña, adolescente o adulto, puede traer a sesión artículos de opinión, entrevistas, textos de divulgación científica, etc.

Como terapeuta me he sorprendido, muchas veces, de las elecciones de mis consultantes. Y sólo luego de trabajar el texto que ellos eligen, puedo entender o, al menos intuir, cuál es su relevancia para su proceso terapéutico.

Así, sólo podemos ofrecer diferentes posibilidades, y curarlas desde lo que consideramos adecuado o útil. Pero no podemos “recetar” un determinado texto, asumiendo que es el que más favorecerá el cumplimiento de los objetivos terapéuticos. Sólo la o el consultante podrán determinar, a través de sus propios procesos de identificación, si esa narración les es relevante.

Habilidades del terapeuta

Para el uso de cuentos en psicoterapia, el terapeuta tiene que, en principio, sentirse cómodo con su uso. Como mínimo, es necesario el conocimiento de los textos que se sugiere. Pero, más allá del simple conocimiento, es la experiencia de haber sido conmovidos por ellos, o, al menos, por la literatura en general, la que nos permite transmitir, en el vínculo terapéutico, su valor.

Los textos literarios tienen diferentes resonancias en nuestros consultantes. Por esto, es importante acercarse a cada texto con ingenuidad. Esto se refiere a no pretender que estamos seguros de su significado. Ni siquiera, de que existe un solo significado. La forma en que nuestros consultantes comprenden y significan su lectura, las asociaciones e identificaciones que realizan, dependen de su propia historia y formas de ver el mundo. Y ese debe ser nuestro punto de partida.

Relacionado con lo anterior, cuando compartimos un cuento con un niño, niña, adolescente o adulto, en nuestra consulta, debemos tolerar la incertidumbre. Estar dispuestos a tomar los significados que nuestros consultantes atribuyen al cuento, y trabajar con ello. Dejarnos guiar por su propio proceso. En este punto, es más importante nuestro criterio terapéutico, aplicado en cada momento, que la planificación detallada de la actividad.

Por esto, la flexibilidad es una competencia esencial. Desde nuestro criterio y conocimiento como terapeutas, debemos ser capaces de adaptarnos al contexto de aplicación, y a las necesidades de cada proceso en particular.

Propuestas para el trabajo terapéutico

Las estrategias y técnicas para el uso con cuentos en psicoterapia, son tan amplias como las intervenciones realizadas. Lo más importante es que el terapeuta capte la necesidad del niño, niña, adolescente o adulto, y cree una actividad que de respuesta, o siga al consultante en lo que él propone.

Algunas ideas de trabajo que yo he aplicado son:

Explorar los libros del terapeuta

Incentivar a el o la consultante, a explorar en los diferentes libros y textos que existen en la sala de terapia. O, en el caso de la terapia online, compartir en este formato los textos que tengamos a mano. En particular, yo tengo una carpeta en la nube, que comparto con algunos consultantes, cuando considero necesario.

Leer en conjunto un cuento

Y con niños y niñas, dejar que exploren las ilustraciones, comenten, o lean algunas partes (dependiendo de su edad y complejidad del texto). A veces, a petición del o la consultante, esto se constituye en un ritual a realizar cada sesión, siendo una poderosa herramienta para el vínculo terapéutico.

Sugerir un cuento para leer.

Prestar un libro para que el o la consultante lleve a su casa y lo lea, o comparta con su familia. Muchas veces esto es solicitado por el niño o adulto, luego de explorar o leer algunos libros existentes. También lo solicitan muchas veces los padres, para tratar algún tema que les resulta difícil de hablar sin un apoyo. Además de prestar un libro físico existente en mi sala de terapia, envío algún texto en archivo digital, o sugiero la compra de algún material a los padres para que lo adquieran y lean junto a sus hijos en casa.

Con la familia

También se puede apelar a este recurso en las sesiones con la familia. Generalmente, se lee un cuento en sesión y se explora en conjunto, ya sea con una propuesta del terapeuta (preguntas o actividades), o en forma espontánea. Aquí cada miembro puede identificarse con un personaje en particular, y asociar a sus familiares con otros personajes. Esto suele generar una discusión y reflexión sobre los significados que cada uno atribuye al texto, poniendo sobre la mesa temas, pensamientos, sentimientos, recuerdos, etc., que la familia no suele conversar, y que pudieran ser relevantes para la terapia.

Actividades creativas a partir de cuentos

A través de los años de uso de cuentos en psicoterapia, he aprendido de boca de otros terapeutas, o también inventado, actividades para realizar con algunos cuentos específicos, que he aplicado y adaptado con el paso de los años. En próximos artículos pretendo ir compartiendo esas experiencias concretas.

En términos generales, estas actividades consisten en construir un objeto u obra que refleje en términos concretos la metáfora que el cuento plantea. (Por ejemplo, construir el muñeco al que alude la historia). Este tipo de ejercicios creativos, es particularmente útil con niños pequeños, que necesitan este proceso de concretización, para asimilar de mejor forma el texto. Aunque, más allá de la edad, el texto se puede utilizar como punto de partida de una obra de expresión artística, dentro de un proceso de arteterapia

Otras ideas de trabajo terapéutico

Si bien el mismo hecho de leer resulta suficientemente terapéutico, se pueden considerar, en muchas ocasiones, diferentes actividades complementarias para realizar posteriormente:

  • Reflexionar en torno a preguntas que el terapeuta ya haya pensado para un texto en particular.
  • Realizar un dibujo, u otra obra en torno al libro leído.
  • Representar una escena con títeres o dramatizarla, etc.

En otros artículos describo diversas técnicas para el trabajo con cuentos en terapia, así como algunas ideas sobre cómo escribir un cuento terapéutico. También iré escriben diferentes artículos con propuestas de ejercicios, como el uso de imagenes para la creación de historias

Más allá de las actividades planificadas, naturalmente surgen comentarios, preguntas o reflexiones, durante y después de leer. El terapeuta puede guiar esta conversación, según los temas de la terapia, independiente de que haya construido o pensado proponer una actividad en concreto.

Niños, niñas, adolescentes y adultos

Como han podido observar en este artículo, algunas veces me refiero al uso de cuentos en psicoterapia con niños, niñas y adolescentes. Otras veces incluyo a los adultos en el uso de literatura en su forma más amplia.

Si bien, en general uso los cuentos como estrategia dentro de la terapia de juego, desde mi experiencia, la utilización de cuentos en terapia, no es exclusiva de la psicoterapia infanto juvenil. Y los cuentos “para niños” pueden ser usados con adultos también. Y los textos que no han sido creados específicamente para niños, resuenan muchas veces con experiencias de niños, niñas y adolescentes.

Así, utilizo fuentes que hablan del trabajo con textos con niños y adultos, de forma indistinta. Todos son recursos que nos pueden servir en nuestra intervención.

En este blog iré poco a poco haciendo reseñas de diferentes cuentos y otros libros de no ficción, que he utilizado en psicoterapia, tanto con niños como con adultos. En cada una de ellas compartiré las formas en que he trabajado esos textos, a modo de sugerencia.


Referencias para curiosos

Si quieres profundizar más en el uso de cuentos en psicoterapia, estas son las referencias que usé para escribir este artículo:

  • Cristina Deberti. Los libros muerden!: Biblioterapia en el portal amarillo (artículo en revista)
  • Ana Garralón. Historia portátil de la literatura infantil (Libro)
  • Jesús Méndez. Biblioterapia: el poder de un libro sobre tu cerebro (artículo blog)