* Editorial – Nubeocho
De qué trata
Zorro había tenido una vida larga y feliz, pero ahora estaba cansado. Observó su querido bosque una última vez, cerró los ojos y se quedó dormido para siempre.
Así comienza El árbol de los recuerdos, que habla de la muerte de un ser querido, y de cómo el cariño de quienes lo rodearon permite que su recuerdo siga vivo en la comunidad.
Tras la muerte de zorro, los animales del bosque se reúnen y hablan sobre cuánto lo extrañan, y van contando anécdotas y recuerdos de su relación. A partir de estas conversaciones, un pequeño brote comienza a crecer en el lugar en el que Zorro murió, y cuanto más comparten estos recuerdos, más grande y hermoso se hace el árbol.
¿Qué entienden los niños por muerte?
La comprensión de la muerte implica entender que todos moriremos, que esta es una situación irreversible, que el cuerpo físico deja de funcionar y sentir, que no podemos controlarla y que representa el final de la vida.
Los niños pequeños no tienen estos conceptos claros, debido a su nivel de desarrollo cognitivo. Poco a poco, a medida que crecen, van incorporando cada uno de estos conceptos.
Pero en el plano emocional a los niños les afecta la pérdida a todas las edades. Si bien de muy pequeños no entiendan bien lo que sucede, si resienten la pérdida de figuras adultas que los cuidaban, y esto resulta en una amenaza para su seguridad.
No sólo la pérdida de los adultos que los cuidan tiene un impacto emocional en los niños y niñas. La muerte de una mascota, por ejemplo, los enfrenta con el dolor de la desaparición de un ser con el que desarrollaron un vínculo.
En todas estas circunstancias, no sólo aparece el dolor emocional, sino también muchas preguntas acerca del ciclo de la vida y sus consecuencias.
La muerte es un tema que nuestra cultura evita tocar.
La cultura occidental moderna tiene grandes dificultades para asumir la muerte. La obsesión por la juventud, el rechazo de lo viejo, la constante búsqueda de la novedad. No ahondaré en este punto, que daría para otro (o muchos) artículos.
Esta negación de la muerte impacta en el cómo los adultos tratamos el tema con los niños, en los cuales proyectamos todos nuestros miedos, intentándolos apartar lo más posible de esta experiencia.
Algunos mitos sobre la vivencia de la muerte en los niños y niñas son:
- Los niños no se dan cuenta
- Los niños no elaboran el duelo
- Hay que proteger a los niños del dolor, y eso se logra ocultando o disimulando el propio dolor
- Se debe excluir a los niños de los rituales funerarios porque no los van a entender o porque sería una experiencia traumática para ellos
Sin embargo, la vivencia del duelo depende de la validación que el entorno haga de esa experiencia y de las emociones que revela. Entonces, excluir a los niños de los rituales, inhibir las emociones delante de ellos, no darles explicaciones o no tomar en cuenta su propia expresión emocional, impiden el adecuado desarrollo de esta experiencia. El niño aprende que no se debe sentir, que la muerte es un tabú y que se debe mantener lo más alejado de ella, y que no puede por tanto comunicar lo que siente y piensa al respecto.
Por el contrario, el incluir a los niños en los rituales y mostrar nuestro dolor escuchando el de ellos, permite que desarrollen una emocionalidad más sana, y elaboren mejor la experiencia. También, el permitir sus preguntas y opiniones, genera una instancia reflexiva para entender la vida y la muerte, y su complejidad.
El árbol de los recuerdos como un modelo para conversar sobre la muerte
Incluso si entendemos la importancia que tiene el hacer partícipes a los niños de este proceso, acoger el dolor y permitir la reflexión, puede ser que no sepamos cómo hacerlo.
Muchos padres consultan pidiendo consejo por cómo explicar, incluso informar, sobre la muerte de un ser querido a un niño. Qué hablar con él, qué decir. Muchas familias tienen creencias religiosas que consideran la vida después de la muerte, lo que permite entregar al niño o niña un relato coherente sobre lo que sucede al morir. Otras familias no cuentan con estas explicaciones.
Más allá de las concepciones espirituales sobre la vida después de la muerte, El árbol de los recuerdos permite abordar la temática del duelo. El relato gira en torno a las vivencias de los animales del bosque que extrañan a zorro. Estos van comentando uno a uno los recuerdos que tienen de su relación con Zorro, y las emociones que estos les provocan.
Esta forma de narrar permite tener un referente para abordar en familia el hablar sobre el ser querido que ha fallecido, por ejemplo. Propone enfrentar el dolor de la pérdida en comunidad, compartiendo sentimientos y recuerdos. Permite validar el dolor sentido, y promover su expresión.
Nos enseña que, más allá de nuestras creencias espirituales, el recordar a quien muere, permite que su legado permanezca en nuestra memoria, y crezca a través de nuestra vida. La memoria de nuestros antepasados nutre y sostiene nuestra vida, trascendiendo su existencia terrenal.
Ideas para terapia
El árbol de los recuerdos es un muy buen libro para leer en familia, por lo que se puede utilizar en sesiones familiares. Lo podemos leer, o ver algún video en que se relata, como el siguiente
En mi experiencia, lo he usado con niños y niñas que han perdido a alguna persona significativa, y que parecen no saber cómo lidiar con esa experiencia.
EL relato otorga pistas sobre cómo conversar con otros acerca de la persona fallecida, por lo que suele ocurrir que, de forma espontánea, los miembros de la familia comenten anécdotas e historias referidas a quien murió. El aprendizaje por imitación o modelo, aquí es evidente.
Preguntas reflexivas
Luego de la lectura y de lo que ocurre de forma espontanea el terapeuta puede decidir hace preguntas directivas como:
- ¿Qué crees que le sucedió a Zorro? Qué pudo haber sentido, cómo puede haber sido esa vivencia
- ¿Cómo crees que eso hizo sentir a los otros animales del bosque? A quién crees que afectó mas y por qué (esto nos entrega información sobre las diferentes identificaciones que el niño o niña hace de los personajes)
- ¿Qué te parece lo que ocurrió con el árbol? Por qué crees que creció. Cómo se puede cuidar.
- ¿Cómo te sentiste con la lectura? Qué te gustó más, qué te llamo la atención.
Actividades:
En algunos casos no existe la disposición, por parte de la familia o del niño o niña, de hablar sobre el tema. O si existe, pero se considera necesario complementar la reflexión con una actividad. Algunas ideas son:
- Realizar un dibujo libre
- Realizar un collage familiar sobre el cuento
- Realizar un árbol de los recuerdos familiar, en el que la familia va colocando en una cartulina con el dibujo de un árbol, fotos, anécdotas escritas, etc.
- Plantar la semilla de alguna planta (se sugiere una de crecimiento rápido para los más pequeños). Trabajar sesión a sesión en torno a su crecimiento y cuidados.
Si quieres saber más acerca del uso de cuentos en terapia, revisa este artículo.
También he escrito dos entradas sobre algunas técnicas para el trabajo con relatos en psicoterapia (link aquí a la parte 1)
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